sábado, 26 de abril de 2008

Semana 18. Cristiano: aquel que da la mano

Durante todos los tiempos las personas se acostumbraron solamente a recibir. Jesús vino a este mundo a enseñarnos como debemos vivir, el entregó su propia vida para liberarnos de toda atadura.
Cristiano es aquel que ENTREGA, sin pedir nada a cambio, es aquel que AYUDA como el buen samaritano.

1. Cristiano, decía Péguy, es aquel que da la mano. Porque cristiano es aquel que siempre tiende puentes: donde hay guerra, el pone paz. Donde hay división, el trata de unir. Donde hay divorcio, el trata de despertar el amor indisoluble. ¿Cuántos puentes puedes tender hoy? Haz de tu mano un puente de amistad.

2. Cristiano no es el que pide sino el que da. Eres cristiano cada vez que pones lo tuyo y te pones a ti mismo al servicio y disponibilidad de los demás. "Este es mi Cuerpo que será entregado por vosotros".

3. Cristiano es no sólo el que da sino tambien el que recibe. Recibe la vida en el Bautismo. Recibe el perdón en la Penitencia. Recibe a Dios comulgando. El cristiano es un recepcionista de Dios.

4. Cristiano no es el que cree tenerlo todo, sino el que cree necesitarlo todo. Es un indigente de Dios, por eso no le falta nada. Lo tiene a Él.

5. El cristiano es puro regalo de Dios. Todo lo que tiene lo ha recibido de Dios. Su alegría no depende tanto de lo que posee sino de sentirse regalado cada día por el amor de Dios. Dios se hace don, gratuidad, regalo en su vida.

6. Cristiano es aquel que ha descubierto el regalo, el don, la gartuidad. Se siente indigente y a la vez, siente y experimenta la plenitud de quien lo habita. Puede decir: yo y Él, mayoría absoluta.

7. Cristiano es el que vive cada día el milagro del amor. Se siente amado y ama. Y sabe que Dios le ama, ama en él y ama incluso a los demás desde él. Hasta el sacrificio es para el camino del amor.

lunes, 21 de abril de 2008

17. No busquez razones

1. No intentes comprender la cruz de tus sufrimientos. Haz que tu manera de sufrir pueda servir de luz en el camino para los que caminan crucificados a tu lado.

2. No pidas explicaciones a Dios sobre tus sufrimientos. Es posible que Dios te pida que primero le expliques tu mísmo, por qué crucificaste a su Hijo. ¿Sabrás responderle?

3. La cruz no es para comprenderla sino para llevarla y vivirla. Por eso no la llevamos en la cabeza sino en los hombros. Cuando tratas de comprender tu amor, el por qué amas, ya has dejado de amar. Es preferible que ames, a que puedas explicar el amor.

4. No le preguntes a Dios: ¿por qué? Si para amar necesitas razones ya no amas de verdad. La única razón por la que Dios te ama es que El es amor.

5. El saber por qué sufres, en nada aliviará tu sufrimiento. Lo único que aliviará tu dolor es demostrar que tú eres más fuerte que todas tus penas, porque entonces podrás sobrellevarlas, en vez de cargarlas.

6. No selecciones las cruces. A veces las más pequeñas son las que más duelen. Además, si las escoges, siempre quedarás insatisfecho pensando que pudiste elegir una más pequeña y la que llevas la verás demasiado grande para tus hombros.

7. Las cruces no se aman. Las cruces se llevan. Pero si no puedes amar las cruces, si puedes amar la causa y el motivo por los cuales vale la pena llevarlas. Jesús no amó nunca el madero que llevó. Pero mientras lo llevaba, no dejaba de pensar en tí. Por eso le pesaba menos.

A Dios le sobran razones para amar.
Tu encuentra al menos una.

16. A la violencia dile "no"

Dicén que lo pasado fue siempre mejor. Esto no es cierto. Siempre existió la violencia, no solamente de agresiones físicas entre naciones, entre sociedades o entre personas. Sinó tambien la agresión moral, espiritual, económica.
Quizás la diferencia entre el pasado y el presente es que ahora los sucesos se dan a conocer. Antes todo se quedaba entre los círculos sociales o entre las cuatro paredes de una casa.
Ahora es común ver violencia en las calles, niños y adolecentes armados peleándose por la supremasía de algo.
¿Saben cual és el origen de toda esta violencia?, sencillamente hogares sin valores cristianos que originan una sociedad tambien carente de valores.
Pero quizas esta pobreza se deja sentir más, cuando personas que conocen la palabra de Dios y encargados de impartir los valores cristianos son los que transgreden la moral y la ética, agrediendo a seres indefensos como son los menores de edad, aprovechando su condición de liderazgo y manipulando la palabra de Dios para provecho propio.
Observémos el caso de los Estados Unidos, claramente se observa que son agresiones producto de una sociedad carente de valores, con personas con traumas que se camuflan en la Iglesia de Dios y en otras organizaciones religiosas para disimuladamente dar rienda suelta a sus bajas pasiones e interes personales.

Dejo estas palabras para reflexión de todos.

1. Las revoluciones necesitan sangre. Por eso todas las revoluciones terminan dividiendo: vencedores y vencidos. Comprométete en una revolución en la que todos terminemos siendo más hermanos.

2. Las revoluciones se hacen con violencia. Pero tú puedes hacer una revolución diferente: la revolución del amor. La revolución del amor no necesita sangre. Le basta el amor.

3. Si quieres cambiar el mundo, no comiences por pedir el cambio de los demás. Comienza por cambiar tu mísmo. El mundo comienza a ser distinto cuando tu has cambiado.

4. No pretendas cambiar el mundo con el sacrificio de los demás. Jesús también quizo cambiar el mundo. Pero para ello, comenzó por ofrecerse a sí mísmo hasta la muerte. cuando alguien es capaz de morir por el otro, el otro comienza a ser diferente.

5. Si intentas una sociedad más justa, comienza tú mísmo por ser justo con los demás. justo con tu esposa, con tu esposo. justo con tus hijos. Justo con tus padres y tus hermanos. Justo con todos. Ahí comienza la justicia del mundo.

6. No exijas, porque encontrarás resistencias. Ofrece. Y verás cómo los corazones se te abren y se hacen más blandos.

7. No pidas. No reclames. Haz de tu vida un ofrecimiento y un regalo. Y verás que alguien comenzará ya diciéndote: gracias. Y cuando alguien te dice, gracias, algo está cambiando dentro de su corazón.

martes, 8 de abril de 2008

Semana 15. Radicalidad e Intransigencia

1. Se radical, pero no seas intransigente. La intransigencia no nace del corazón sino de la cabeza. En cambio la radicalidad te hace más consecuente y coherente contigo mísmo.

2. Se radical en las exigencias y en los ideales que te propones. Pero a la vez, se transigente sobre todo con las debilidades y flaquezas de quienes ni piensan ni caminan a tu ritmo.

3. No exijas que los demás caminen como tú. Pero tampoco te quedes caminando a su ritmo. Mas bien camina de tal forma que les alientes a acelerar el paso.

4. No pidas ni exijas a los demás con tus discursos y palabras. Al contrario, vive de tal manera que tu vida sea para ellos una palabra que los llama, los anima y los alienta.

5. A los buenos, pídeles un poco más. A los débiles, ayúdalos. A los que se quedan, dales una mano. Y a los que han caido, levántalos. Elos necesitan más de tu aliento que de tu crítica.

6. No juzgues ni condenes. Tu juicio los maltrata. Y tu condena los priva de la esperanza de que mañana podrá ser un día mejor. Los que hoy son buenos, es posible que ayer no lo hayan sido tanto.

7. Cada noche rézale al Señor: Señor, a los malos hazlos buenos. A los buenos, hazlos santos. Y a los santos, por favor señor, hazlos tan simpáticos que despierten en nosotros ganas de serlo tambien.

Todo es posible para tí. Sobre todo siempre es posible una sonrisa.
¿A quién le quieres dedicar tu primera sonrisa hoy?
¿A quien le dedicas la última por la noche?

jueves, 3 de abril de 2008

Semana 14. Buscar a Dios

Ocurre y nos pasa a todos, que nos acordamos de Dios en los peores momentos de nuestras vidas. Inclusive algunos hechámos toda la culpa de lo que nos sucede a Dios.
¿Que hacemos cuando las cosas siempre nos salen bien? Creémos que és por méritos propios, no pensamos que es porque Dios nos está bendiciendo.
Busquémos a Dios como lo hace un niño, en las cosas simples de la vida, nó nos compliquemos buscándolo como los teólogos en las ideas.
Acuérdate de Dios en tus días de juventud, de prosperidad, en tus buenos momentos.

1. ¿Buscas a Dios? Deja de buscarlo tanto. Mejor si te dejas encontrar por Él. Si te has alejado de Él, desde ese día, Dios te está buscando y esperando por todos los sitios por donde andes.

2. ¿Buscas a Dios? ¿Y qué haces para buscarlo? ¿Donde quieres encontrarlo? Mira, cierra los ojos. Haz silencio dentro de tí y escúchale. ¿No oyes su voz que grita dentro de ti mismo? A Dios no lo busques fuera. Ni siquiera en el mercado informal. Dios está dentro.

3. ¿Buscas a Dios? Pero si Dios nunca se ha ido de tu vida... Eres tú quien se ha ido lejos de Él. Regresa allí donde lo perdiste en el camino.

4. ¿Buscas a Dios? No corras más. Siéntate. Ahora grítale. Mejor, no digas nada. Siente como su mano agarra la tuya. Siente cómo Él comienza a calentarte por dentro.

5. ¿Buscas a Dios? Hazte niño. Reconoce tus equivocaciones. Acércate al confesionario. No expliques mucho las cosas. Basta que digas: perdóname, Padre, porque he pecado contra tí. El resto déjaselo a Él.

6. ¿Buscas a Dios? ¿No sientes como Él está llamando a tu puerta para que le invites a entrar? Tu mísma necesidad de buscarlo es la voz de Dios que te pone en camino hacia Él.

7. ¿Buscas a Dios? No te enredes. Dios no es tan complicado como nosotros. Para alejarte de Él te bastó un "no". Para encontrarle ahora, te basta un "si".

¿Recuerdas la parábola del Hijo Pródigo?
Dios como el padre de esta historia te está esperando. No importa lo que hiciste después de alejarte de Él.
Solamente regresa, te está esperando.